"Living Apart Together" o LAT


Por: Anastasia

Típico es de las peluquerías que estén llenas de revistas, claro, es la forma de mantenerte entretenida en la larga espera de tu turno. Estando yo en una de ellas para enrojecer mi cabello –sí, me gusta decirlo: me encanta como me queda la rebeldía del rojo furioso- me tropecé con un artículo muy interesante de la periodista chilena María Cristina Jurado, publicado en el suplemento “Ya” del Mercurio.

El tema que trata la periodista nos hace sentir muy identificados a todos los que en los últimos años vivimos en parejas denominadas “puertas afueras”. Es una tendencia de las nuevas relaciones del amor de hoy, que se está extendiendo por todo el mundo y que acaba de arribar en Chile ganando ya bastantes seguidores. Por ser el artículo demasiado largo, me tomé el atrevimiento de reproducir partes acortadas del mismo y con mi propia edición... espero con ello no enojar a su autora.
Qué es

Living apart together o también llamado LAT (por sus siglas en inglés) que traducido al español viene siendo algo así como “viviendo separados juntos”, es amar a la otra persona pero cada uno en su casa, cada uno en su cama, cada uno con su baño, su cocina, su televisor y sus mañas. Eso sí, juntos y sin reemplazarse.

LAT se ha estado dando con mayor fuerza en Londres en donde ya dos millones de hombres y mujeres viven como parejas de este nuevo estilo, pero ya no es caso único de los ingleses, pues con matices ha descendido hacia los países escandinavos, Holanda, Alemania, Bélgica y Francia y ya llegó a Estados Unidos donde, en menor medida, se convierte hoy, lentamente, en fenómeno social.

Es una fórmula creativa que parejas establecidas han buscado para no entorpecer sus propios procesos de independencia, autonomía y libertad. Una tendencia que se inscribe abiertamente en los nuevos aires que soplan sobre la sociedad. "Yo te quiero mucho, pero no tanto como para compartir mi baño o el control remoto de mi dormitorio", por eso, cada uno en su casa.
Las estadísticas, explicadas desde Londres, por el investigador del Departamento de Políticas Sociales de la Universidad de Oxford, John Haskey uno de los pocos demógrafos y estadísticos que han realizado encuestas formales sobre LAT, revelan que las lating-people se dividen en dos grandes grupos etarios: los jóvenes (entre 20 y 30 mayoritariamente) y quienes ya cruzaron la barrera de los 50 años. En Holanda, uno de los países donde se ha observado significativamente esta tendencia, las parejas sobre 55 años son las más refractarias a casarse en segundas nupcias, pero las más entusiastas para vivir en LAT.

En el otro extremo están las parejas jóvenes. Por razones casi obvias, ellos alargan el período de independencia personal. Vivir en pareja comprometida, pero cada uno en su casa y respetar los límites guardando fidelidad y seriedad es la tónica del LAT.

La llegada a Chile

La médico siquiatra y sicoterapeuta de adultos, Sofía Salamovich, con 30 años de experiencia escuchando historias personales, observa el fenómeno a nivel nacional. Hasta su consulta llegan, cada día más, parejas y personas en LAT. “Es la tendencia de los tiempos. En el siglo veintiuno existe una marcada propensión al individualismo, a fortalecer la responsabilidad propia y el hedonismo. Es una sociedad orientada hacia el éxito y, en ella, las personas se trazan exigentes metas que hay que cumplir. La autonomía y la independencia se convierten en valores que hay que cuidar, nutrir, y por ellos se sacrifican otras cosas". En los jóvenes, estas metas incluyen siempre estudios de posgrado. "Hoy, cuando un veinteañero termina su carrera, recién está empezando el camino final de estudio. El compromiso afectivo se va retrasando. Pero la necesidad de vincular las emociones y establecer una relación comprometida y contenedora es muy fuerte en todas las edades, también en la juventud. El fenómeno LAT aparece como una solución salvadora para compatibilizar la necesidad de vincularse y la búsqueda de independencia".

La sicoterapeuta ha observado también el fenómeno LAT en los adultos mayores. "En ellos es otro tema. La gente ya viene de experiencias afectivas previas que, a lo mejor, terminaron en divorcios y amarguras. Se las superó y se aprendió a vivir solo, con esto se adquirió autonomía y, al conocer a alguien nuevo, cuesta tirar todo por la borda. Yo veo a parejas de 50 y 60 que, cada uno en su casa y con sus muebles de siempre, son infinitamente felices con su compromiso afectivo. En esta etapa de la vida, nadie quiere perder su mundo propio".

Esta doctora ha estudiado también la situación particular de la mujer en las nuevas tendencias sociales. "A ellas se les han abierto muchas puertas en los últimos 50 años. Tantas, que esta gama la obliga a tener nuevas metas y caminos que, por supuesto, quiere cumplir. Desde esta perspectiva, que nazca una nueva forma de vivir en pareja, que antes no existía, es entendible".

En Estados Unidos, el sociólogo David Popenoe, experto en formas de vivir en pareja, y quien dirigió durante diez años el Proyecto Nacional sobre el Matrimonio de la Universidad de Rutgers, es uno de los pocos estadounidenses que han estudiado el LAT en ese país. Desde su cátedra en Nueva Jersey, cuenta: "Aquí casi no hay investigaciones probadas, pero el fenómeno es un hecho a nivel social. Para mí, el LAT es el próximo paso después de la cohabitación. Es la nueva tendencia, aunque en la realidad no es tan nueva. Hubo tres etapas: el matrimonio formal dio paso a la cohabitación, y ésta, a la nueva forma de vivir juntos separados. Las razones son claras y, por eso, los dos grupos etarios son jóvenes y gente madura. En ambas puntas de la escala se defiende la libertad, pero sin querer abandonar las necesidades afectivas y sexuales".

Para David Popenoe, el LAT es una cara más de la modernización del siglo. "En Estados Unidos, a donde llegan los fenómenos mucho después que en Europa, alcanza a un 10% de las parejas, según nuestras observaciones. Pero en Gran Bretaña es el 20% y en los países escandinavos supera el 30%. Un fenómeno ya imposible de soslayar", dice.

Ni tan nuevo
Según el estudio elaborado por el equipo del investigador de Oxford John Haskey fue en los años 70, cuando esta forma de hacer pareja se comenzó a observar como un hecho no aislado ni casual. A partir de fines de esa década se comenzó a marcar tímidamente, pero sólo en el nuevo milenio se expandió. El término LAT o "Living apart together" fue acuñado, dice el estudio, por un periodista holandés en 1978, después de reportear el fenómeno para escribir un artículo. Desde ahí prendió. Holanda fue uno de los primeros países en adoptar no sólo la sigla, sino también la idea. Desde entonces, su reconocimiento como tendencia en la sociología y, en los últimos años, en la demografía, ha sido notorio. Además de Europa y Estados Unidos, se sumaron Canadá y Australia.

Jeannette Lofas, una trabajadora social experta en clínica de la Fundación Stepfamily de Nueva York, va más lejos. "Abogo por la tendencia de estar juntos pero vivir separados. Yo lo veo todos los días, las familias ensambladas compuestas por nuevos matrimonios e hijos de ambos son demasiado vulnerables a las luchas de poder y los resentimientos. A pesar de que la presión social las obliga a juntar los niños bajo un mismo techo, apenas una de cada tres familias de este tipo sobrevive", advierte Lofas.

Múltiples aristas para una tendencia que se afirma como un signo del tipo de sociedad que construimos diariamente, incluyendo a los chilenos.

Y yo, sin ser una experta, me sumo a la opinión de Jeannette Lofas y agrego que LAT -una nueva modalidad para parejas hetoros y gay- es ideal para oxigenarse, porque cuando se vive con el otro respirando cara a cara ,llega el momento en que uno de los dos, para evitar fricciones, debe posponer sus deseos y hasta proyectos, entonces viene la frustración que inevitablemente se revierte hacia al otro en forma de reclamo. No es una generalidad, pero se da más de lo que pensamos. A la misma vez, pienso que también hay personas que son felices viviendo juntos con todo lo que eso significa.

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