Por: Anastasia Expósito
Si eres o no eres, si piensas que soy o no de la seguridad cubana o de la CIA me importa un reverendo carajo, en mi caso, afortunadamente yo puedo darme el lujo de no tener miedo.
Estas son las macabras dudas que siembran entre nosotros los cubanos el sistema de seguridad del estado cubano, llamados también los “perros segurosos”. Infiltrar a un agente en cada familia cubana, en cada grupo social, en cada casa vecina del barrio, en cada área laboral, en todo movimiento de un cubano, es el método de represión y control, por excelencia, el de mayor eficacia para ellos.
Que ciudadanos cubanos colaboren con los “segurosos” no siempre es sinónimo de decisión y convicción propia, existe la extorsión a través del “miedo”; o colaboras o...(te aplican las nefastas consecuencias). Un ejemplo de ello es el libro de Eliseo Diego “Informe Contra mí Mismo”. Ser víctima de esta imposición no lo justifica, pero haciendo una relación de empatía, tal vez estar dentro de Cuba y ser un detractor abiertamente produce una especie de pánico típico de una sociedad cercada. Pero para los que estamos fuera del país, nos es más fácil romper con la intimidación casi ancestral de más de 50 años.
Pensar o aceptar afirmaciones de que el “otro” pueda ser o es un informante, o un disfrazado de tinte político opuesto es –más bien- un elemento de presunción que produce intimidación, división, desunión y, por consecuencia, un inmovilismo contra el régimen no sólo en Cuba sino también en el exterior. ¿ Y qué si alguien lo es! Qué nos podría pasar, hay que reflexionar sobre la “duda” antes que ésta se apodere de nuestra mente. Si estamos decididos a “romper con el pavor sicológico” estaremos conscientes –con anterioridad- de los riesgos que eso conlleva para un ciudadano de un país con dictadura. Entonces, podrán estigmatizar a personas como colaboradores del aparato represor, podrán suplantar identidades de activistas claves a nivel internacional, podrán tener acceso a nuestros datos, movimientos y red de contactos, podrán romperse el “moroco” pensando en nuevas técnicas segurosas para poner en práctica, porque al desaparecer el temor, estos perros –y que me perdonen los perros por la comparación- no tendrán razón de existir y tampoco sus recursos sucios. Hagámosle impracticables los tradicionales artificios con los que nos han manipulados y pretenden seguir haciéndolos. Si es un infiltrado, colaborador de los segurosos, allá él o ella con su condena porque seguiremos adelante, si no lo es, pues bienvenido a la difusión y activismo por la defensa de la democracia cubana, la libertad de nuestras metes y la expresión “abierta” de las mismas. En lo que a mí respecta, MÁS QUE UN CARAJO, ME IMPORTA UNA REVERENDA P…!! y disculpen el lenguaje soez.
No puedo opinar mas....Despues te explico.
ResponderEliminarIMPRESIONANTEEE!!!. Eso deberíamos aplicarnos todos, amiga, QUÉ NOS IMPORTE UN AUTÉNTICO CARAJO, MIENTRAS PERMANEZCAMOS UNIDOS, NO CONSIGAN DIVIDIRNOS Y EL MIEDO QUEDE DESTERRADO DONDE SUEÑAN LOS COBARDES, QUE NO NOSOTROS!. Bravo!. Con tu permiso, me lo llevo al blog del la división española del FLTC, ok?. Besos!
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